CIUDAD NATAL
CABA, Argentina
EDAD
55 años
LUGAR DE RESIDENCIA
CABA, Argentina
Tommy Heinrich ha sido una fuente de inspiración para muchos montañistas de todo el mundo debido a sus logros como escalador y a su gran capacidad de trabajo en equipo. Lo ha sido desde su juventud, en aquellos veranos en los que recorría las salvajes montañas de la Patagonia, o cuando escalaba y fotografiaba los sitios más remotos de los Himalayas. Tommy es el testimonio vivo de quien siempre hizo lo que le apasionó y nunca bajó los brazos ante situaciones adversas. Porque no todo fue color de rosas en su camino.
Cuando tenía doce años, Tommy fue atropellado por un auto. Voló por los aires media cuadra y quedó tendido en el suelo. Ese cuerpo golpeado sufrió una fractura expuesta de tibia y peroné. Los médicos que lo socorrieron le dijeron que debían amputar su pierna izquierda, de la rodilla hacia abajo, pero Tommy se negó rotundamente. Luego, en el extenso tratamiento que debió hacer, dos veces más los médicos le sugirieron la amputación. Tommy dijo que no.
Al cabo de ocho horas de cirugía, el cirujano logró rescatar su tobillo y pie izquierdo y, luego de dos meses de yeso y tres meses de andar con muletas, Tommy pudo volver a caminar. Aunque los médicos lograron salvar la pierna no pudieron evitar una complicación: gangrena. Como parte de la terapia, Tommy debió ser tratado durante ocho meses con el uso de cámaras hiperbáricas. Seis años después de aquella operación fue sometido a una segunda para corregir la pierna que no había quedado bien. Para enderezarla, le realizaron injertos de un hueso a otro; eso le provocó una infección (osteomielitis aguda) en la pierna afectada por lo que, una vez más, debió estar enyesado. Esta vez fueron seis meses.
El pronóstico inicial era que Tommy no volvería a caminar; en el mejor de los casos, sus huesos crecerían pero siempre menos que los de la pierna derecha. Pero estaban equivocados porque Tommy pudo caminar, correr y también escalar.
En el año 1994, en una expedición, unos días previos a partir hacia el monte Everest, Tommy sufrió la rotura de los meniscos y ambos ligamentos, una vez más de la pierna izquierda. Debió cancelar su ascenso a la montaña más alta del mundo, un proyecto que venía planificando hacía muchos años. En el mes de mayo de ese año fue sometido a dos cirugías a las que le siguió una rehabilitación con el uso de muletas durante 45 días. Al día 46 abandonó las muletas y empezó a dar los primeros pasos por sus propios medios. El objetivo era claro: entrenarse para escalar el Everest. Y ya no habría vuelta atrás.
A menos de un año de su última cirugía, el 15 de mayo de 1995, Tommy entraría en la historia argentina al convertirse en el primer argentino en llegar a la cima del Everest y hacer flamear la bandera celeste y blanca en el punto más alto de la Tierra. Sin embargo, sus visitas al quirófano continuarían a los pocos días de regresar de su ascenso ya que debió ser operado nuevamente debido a una infección ósea profunda provocada por los clavos que le habían colocado en su pierna.
En 1998 Tommy ascendió el monte Lhotse, la cuarta montaña más alta del mundo. Los logros continuaron: participó en once expediciones a los Himalayas, hizo cumbre en catorce montañas diferentes (como escalador y como fotógrafo para la revista National Geographic). En 2007 documentó el ascenso en invierno al monte Nanga Parbat, en Pakistán y, en 2011, el del monte K-2.