CIUDAD NATAL
San Isidro, Argentina
EDAD
55 años
LUGAR DE RESIDENCIA
San Isidro, Argentina
"Con la navegación uno aprende a sufrir de una cierta manera, a atravesar situaciones difíciles y a levantarse y seguir luchando"
Una de las historias más conmovedoras de los Juegos Olímpicos Río 2016 fue, sin dudas, la que tuvo como protagonista a Santiago Lange.
Lo que había comenzado con una detallada y planificada preparación para competir por sexta vez en Juegos Olímpicos se transformó en una pesadilla: once meses antes de la competencia a Santiago le diagnosticaron cáncer de pulmón. El experimentado regatista, quien luego de haber navegado durante toda su vida estaba acostumbrado a pilotear todo tipo de tormentas, se encontró luchando con una enfermedad impiadosa. Para muchos atletas esa noticia hubiera sido un punto sin retorno, en el que la mayoría hubiese abandonado el deporte. Para Santiago fue al revés: lo hizo más fuerte.
Aunque en un principio le costó aceptar la enfermedad, decidió operarse inmediatamente. Tal era su determinación que entró al quirófano en el día de su cumpleaños. A pesar que debieron removerle gran parte del pulmón izquierdo, Santiago nunca bajó los brazos; la enfermedad le había quitado un pulmón pero no pudo contra su pasión de navegante y sus enormes ganas de vivir. A los pocos días de la cirugía comenzó su rehabilitación y, al mismo tiempo, su preparación para los juegos que comenzarían en unos pocos meses. Al quinto día ya estaba andando en bicicleta y al mes navegaba de nuevo con su cabeza puesta en Río de Janeiro. "Mi filosofía de vida y todo lo que aprendí a través del deporte me ayudó mucho en los momentos más difíciles que debí afrontar en este último tiempo", dice el veterano navegante.
A pesar de tener su capacidad respiratoria al 50 por ciento y siendo el regatista más grande de la categoría (54 años), logró pasar la etapa clasificatoria. No sólo eso: por primera vez ganó el oro olímpico que tantos años había buscado. Fue en la categoría Nacra 17, junto a su compañera Cecilia Carranza Saroli.
"Lo que veo en él es el ejemplo de que cuando alguien tiene una pasión, esa pasión es la que te guía; nosotros somos los primeros en ir al agua para entrenar y eso es porque él siempre quiere mejorar", destaca Cecilia, su compañera de embarcación y podio.